La adicción en general, cambia el cerebro, interrumpiendo la jerarquía normal de las necesidades y los deseos, y sustituyéndolos con nuevas prioridades relacionadas con la obtención y el consumo de drogas. Los comportamientos compulsivos resultantes, debilitan la capacidad para controlar los impulsos, a pesar de las consecuencias negativas que se sabe van a traer consigo, y son similares a las características básicas de otras enfermedades mentales. Podemos decir pues, que existe una comorbilidad entre adicción y otros trastornos mentales.
La comorbilidad, es un término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona. Pueden ocurrir al mismo tiempo o uno después del otro. También implica que hay una interacción entre las dos enfermedades que puede empeorar la evolución de ambas.
Muchas de las personas adictas a las drogas, también reciben el diagnóstico de otros trastornos mentales, y viceversa. En comparación con la población en general, los toxicómanos tienen el doble de probabilidad de sufrir trastornos en sus estados de ánimo o niveles de ansiedad, lo cual también puede suceder a la inversa.
Pero, esto no quiere decir que una causa la otra, aún cuando una de ellas aparezca primero. De hecho, puede ser difícil establecer cuál de las enfermedades vino primero y por qué. En algunos casos, el abuso de drogas puede provocar los síntomas de otra enfermedad mental. Pero en otras ocasiones, los trastornos mentales pueden conducir al abuso de drogas, posiblemente como una forma de automedicación. Por ejemplo, los pacientes que sufren de ansiedad o depresión pueden depender del alcohol, el tabaco u otras drogas para aliviar temporalmente sus síntomas.
Los trastornos por consumo de drogas y otras enfermedades mentales son trastornos del desarrollo. Esto significa, que a menudo comienzan en la adolescencia o incluso a una edad más temprana, que son los periodos cuando el cerebro experimenta cambios radicales en su desarrollo. La exposición temprana a las drogas puede cambiar el cerebro de tal manera que el riesgo de sufrir trastornos mentales sea más alto. Además, cuando existen síntomas tempranos de un trastorno mental puede ser una indicación de que exista un mayor riesgo de toxicomanías más adelante.
Existen varias terapias conductuales prometedoras para el tratamiento de los trastornos comórbidos. Estas se pueden ajustar para tratar a los pacientes de acuerdo a su edad, la droga específica que consumen, y otros factores. Algunas terapias han mostrado ser más eficaces para tratar a los adolescentes, mientras que otras han mostrado mayor eficacia en el tratamiento de adultos; ciertas terapias están diseñadas para las familias y los grupos, mientras que otras lo están para las personas individuales.
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