Antes de analizar el consumo de sustancias en las víctimas, surge un
interrogante: ¿las mujeres que abusan de las drogas, lo hacen como consecuencia
de la violencia que sufren, o más bien su consumo las predispone a sufrir
violencia de género? Responder a esta cuestión no es fácil porque la realidad
de estas víctimas no se puede reducir a este interrogante.
Un estudio reciente encontró que las mujeres que consumen drogas ilícitas
tienen más riesgos de sufrir violencia de pareja con posterioridad. También el
consumo de drogas ilícitas está relacionado con una mayor probabilidad de ser
maltratadas en nuevas relaciones de pareja. En cambio, el consumo abusivo de
alcohol por parte de las mujeres no predice el sufrimiento de violencia con
nuevas parejas.
Por otra parte, si nos focalizamos en mujeres que consumen drogas, se
observa que un elevado porcentaje de ellas han sufrido o sufren violencia de
adultas. Asimismo, los principales factores de riesgo de abuso de sustancias en
las mujeres son el abuso sexual-infantil o el abuso físico, la violencia
doméstica en la vida adulta, y una pareja que consuma drogas.
En cualquier caso, las mujeres maltratadas pueden recurrir al consumo de
sustancias adictivas (alcohol, psicofármacos o drogas) a modo de estrategia de
afrontamiento del sufrimiento experimentado. Concretamente, el porcentaje de
víctimas que consumen drogas abusivamente oscila entre el 4% y el 40% de las
mujeres que acuden a programas de tratamiento de violencia doméstica y a casas
de acogida para víctimas. En definitiva, el consumo de sustancias supone un
alivio a corto plazo del malestar emocional, pero, sin embargo, a la larga
puede ser causa de un agravamiento de la situación de la víctima.
Finalmente, no hay que olvidar que el consumo de drogas por parte de las víctimas
de violencia de género incrementa la probabilidad de sufrir victimización
secundaria. Por ejemplo, es frecuente que cuando denuncian en su caso ante la
policía sean culpadas por los episodios de violencia, e incluso es muy probable
que antes estas circunstancias muchas víctimas no denuncien su caso. Además,
pueden ser maltratadas desde las instituciones sanitarias cuando las mujeres
toxicómanas acuden en situación de emergencia por diferentes motivos
(sobredosis, intentos de suicidio, maltrato, etc.).
Aunque muchas investigaciones señalan que el consumo abusivo de sustancias
tóxicas, fundamentalmente el alcohol, y la violencia de pareja están
significativamente relacionados, se conoce poco acerca de las consecuencias
derivadas de los episodios de violencia. Lo cierto es que el consumo por parte,
principalmente, del agresor o de ambos miembros de la pareja incrementa la
probabilidad de que exista violencia de mayor gravedad dentro de la relación.
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