A la hora de destacar un nombre en el
mundo del narcotráfico en Galicia, saldrían a la palestra nombres como el de Sito
Miñanco o Manuel Charlín, verdaderos pioneros del negocio
en tierras galaicas, pero quizá su verdadero protagonismo tuvo lugar durante la
segunda mitad de los años 80 y la primera de la década de los 90. El nombre que
completa la triada de capos autóctonos es el de Laureano Oubiña, cuya historia
sigue dando titulares a día de hoy, ya sea por sus cuentas pendientes con la
justicia o por la multitud de reivindicaciones que ha hecho llegar a políticos,
jueces y periodistas para exigir un trato justo con los presos.
Sito
Miñanco, se inició en el contrabando de
tabaco, por lo que fue detenido, y en la cárcel estableció contactos con el
Cártel de Medellín. Al ser puesto en libertad, se introdujo en el mundo del
narcotráfico a través de la cocaína. Fue detenido a mediados de los 90, y fue
puesto en libertad tras cumplir 7 de sus 20 años de condena; pero fue detenido
de nuevo en su chalé, por trasvasar 5 toneladas de cocaína en aguas
internacionales y fue condenado a 16 años de prisión. Hace unos meses se le
concedió el tercer grado, con la condición de que cumpla su contrato indefinido
trabajando como operario en bateas mejilloneras.
Manuel
Charlín, a sus 78 años, tuvo seis hijos, y
todos ellos siguieron sus pasos. En los años 60 se le implicó en la venta de
dinamita para la pesca, y fue a la cárcel con tan solo 26 años. Después, comenzó con los alijos de tabaco, y
aparece en los archivos policiales como el primer traficante de hachís. En 1989
fue imputado en Portugal, en esa época ya había dado el salto a la cocaína.
Tras pasar 20 años en prisión, en el año 2010 fue puesto en libertad, aunque
recientemente él y sus hijos se han visto envueltos de nuevo en varios juicios.
La historia de Oubiña es digna de la mejor de las biografías, ya sea por lo
controvertido de su personalidad o por su famosa huida a Grecia, donde fue
detenido en el año 1999. Un hombre hecho a sí mismo que se jactaba de haber
financiado la Alianza Popular de Manuel Fraga, pero que recientemente alzó su
voz para pedir la instauración de la III República. La ostentosidad que lo
caracterizaba en los años fértiles de su negocio, se ha transformado en un
idealismo patente en cada una de sus intervenciones públicas.
Pero no debemos olvidarnos de Marcial Dorado, “el capo de la buena
estrella” como muchos lo llamaban, porque a pesar de tener un patrimonio de 15
millones de euros gracias al narcotráfico sobre todo de cocaína, siempre lograba
escabullirse de los agentes antidrogas. A los 25 años comenzó en el negocio del
contrabando de tabaco, siendo piloto de planeadoras. A partir de ahí empezaron
a crecer sus negocios, y hasta llegó a tocarle la lotería. Actualmente, cumple
una condena de 14 años, que le fue impuesta en el año 2003, después de
incautarle un alijo de 7000 kilos de cocaína.
No hay comentarios:
Publicar un comentario