Un buen número de drogodependientes, con mucho esfuerzo, voluntad, fe en sí mismos, y amor de los que los rodean, consiguen salir del mundo de las drogas. Pero sólo una pequeña parte de ellos, se atreven a contar su historia públicamente, aceptando que se equivocaron, y relatando el infierno que vivieron. A continuación, os dejo el relato de una valiente joven que logró desengancharse, y el enlace a una entrevista publicada hace dos años en el diario "El País", a un hombre de 30 años, que después de más de 10 años siendo consumidor, ha conseguido recuperar las riendas de su vida.
"Recuerdo que en mi infancia, mi relación con mis hermanas y mis padres era muy unida, ya que convivíamos y nos divertíamos en familia. Cuando tenia la edad de 10 años, le detectaron un problema de salud a mi padre, que causó muchas preocupaciones por parte de mis hermanos y mi madre, toda la atención le fue dada a mi padre, y yo sentía una gran soledad y rechazo.
Opté por salir a divertirme, y encontré otro tipo de vida, las drogas y el alcohol. Comencé a los 11 años a tomar, y a los 14 o 15 años ya era alcohólica. LLegó un momento en el que el alcohol ya no me satisfacía mucho, ya que no me hacia mucho efecto, y fue entonces cuando me ofrecieron por primera vez una raya, la cual acepté, y me gustó, por que en ese momento sentí otro tipo de satisfacción, me sentía como si el mundo fuera mío y me olvidaba en ese instante de todos los problemas.
El tiempo que duró esa terrible obsesión por las drogas fue 4 años y medio. Empecé a vender droga para saciarme, y cuando no me bastaba o no tenía dinero, empecé a hacer algunas transacciones con tarjetas de crédito. A pesar de estar con mis amigos y en el ambiente de las drogas, que me gustaba, yo en el fondo sentía un gran vacío y una soledad que no comprendía. Las drogas me dañaron físicamente, bajé de peso, mi vista estaba ida, ya no coordinaba, y ya tenía trazos de amnesia.
Empecé a escuchar hablar de que tenía un problema serio, pero nunca quise ver la realidad, siempre decía que yo podía sola, incluso una vez les dije que me dieran una semana para demostrarles que no era una adicta, y no pude aguantar más de un día.
Después, me llevaron a un Centro de Rehabilitación, yo me puse agresiva, pues no quería quedarme, pero acepté por vergüenza de ver a mis padres. Me mantuve allí, hasta que vi realmente que estaba enferma y que yo ya no podía sola, que solo un adicto igual que yo podría ayudarme. Así que decidí echarle ganas, tardé tres meses en desintoxicarme, y opté por quedarme otros 3 meses, ya que me estaban enseñando a vivir otra nueva vida, sin drogas y sin alcohol, me estaban enseñando unos valores, la disciplina, la obediencia y el amor.
Recuperé a mi familia, aprendí a valorarla y a poder convivir con ellos, aprendí a controlar mis emociones, a ser más tolerante, a ser humilde, a respetar a los demás, a aceptarme tal y como soy, y a enfrentar mis problemas." Lorena, 20 años
Tú tienes tu vida en tus manos, quiérete, valórate, no flaqueés. Eso quisiera escuchar de mi hijo que aún no lo acepta y duele el alma y el corazón verlo. Lucha por tu vida.
ResponderEliminar