miércoles, 23 de octubre de 2013

Las drogas también matan el sexo

''Al principio la coca y el sexo van unidos; después, acabas, como yo, viendo películas porno en el sofá y esnifando solo, incapaz de tener una erección, mientras tu novia duerme…'' (Juan,ex.consumidor)

Mucho se ha investigado sobre cómo afectan las drogas y su consumo prolongado a diferentes facetas de nuestra salud física, mental y cognitiva, pero también afectan a otra área igual de importante, la sexual. Además, es en esta última es donde sus secuelas siguen estando presentes incluso años después de años de abstinencia. Así lo asegura un estudio publicado en la revista científica norteamericana ''Journal of Sexual Medicine'', que revela que las drogas empeoran el funcionamiento sexual de los varones.

Los conocimientos que se tienen sobre los efectos de las drogas en la sexualidad son desgraciadamente muy escasos y dispares, de la misma manera que es difícil separar los efectos químicos de los psicológicos. El hecho cierto es que no hay efectos generales sexuales de las drogas, sino efectos particulares derivados de la singularidad y personalidad de los individuos, y del efecto de las mismas a corto, medio o largo plazo. 

Repasaremos a continuación de forma específica algunas de las drogas, legales e ilegales, más habituales en nuestra sociedad y sus efectos sobre la respuesta humana sexual.
  • Alcohol. Puede alterar el comportamiento convencional facilitando la pérdida de control de algunas emociones y la desinhibición de conductas que se habían aprendido a controlar en sociedad. De esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero como también inhibe partes del sistema nervioso autónomo implicadas en la erección, dificulta que ésta se alcance y en consecuencia también la penetración y el coito.
  • Heroína. En la mujer provoca la anorgasmia y la falta de deseo, también son comunes las alteraciones menstruales. En el hombre provocan alteración en el interés sexual, fracaso eréctil y retraso en la eyaculación.
  • Cocaína. Si bien es cierto que se cita con frecuencia a la cocaína como un fuerte estimulante sexual, también se sabe que provoca en ocasiones trastornos como la disfunción eréctil y priapismo, así como una importante pérdida del deseo sexual. Algunos consumidores creen que frotar el clítoris con cocaína aumenta la sensibilidad y excitación sexual. Esto es incierto porque se ha demostrado que es un potente anestésico local.
  • Tabaco. A medio y largo plazo puede dificultar el orgasmo femenino y la lubricación genital. Hay pérdida de sensaciones del mapa corporal general. Incrementa, a medio plazo, los efectos secundarios de los sistemas hormonales se anticoncepción, es decir, si se fuma es mejor dejar de tomar la píldora anticonceptiva y utilizar otros métodos de anticoncepción.
El encuentro erótico nos permite, entre otras cosas disfrutar de una privilegiada comunicación de sentimientos y sensaciones con otra persona, y es la fuente de placer y de bienestar con la que la naturaleza nos ha dotado. Cualquier elemento hostil que interfiera, entre la naturaleza y dos personas que deseen compartir su sexualidad, puede difuminar y distorsionar su óptima vivencia. Desde luego, las drogas de abuso, que encadenan al ser humano con la adicción compulsiva, y su consumo, supone colocar un cristal opaco separador entre la persona, y la percepción y la sensación que nos transmite la sexualidad.

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